Diego Lorenzetti: “En el debate salió todo a la luz, el beneficio de la duda es un título”
A una semana de haber recuperado la libertad, el ex intendente recibió en su casa de La Calera a El Chorrillero. Ahondó sobre la vida en la cárcel, la política, su futuro y el recuerdo de la madre de su hijo Hernán. “Uno si es culpable, el brasilero”, sostuvo sobre el veredicto.
Por Antonella Camargo
A siete días de que pudo volver a caminar en libertad, Diego Hernán Lorenzetti recibió el último viernes por la tarde a El Chorrillero y habló sobre lo que fueron los últimos años dentro del Servicio Penitenciario y cómo cambió su vida esa mañana del 30 de enero del 2016 cuando su esposa Romina Aguilar recibió dos disparos que la llevaron a la muerte.
El ex intendente comisionado de La Calera, que fue suspendido de su cargo en marzo del mismo año, estaba acusado de haber encargado el crimen. Permaneció detenido durante cuatro años y cuatro meses. El viernes 17 el Tribunal de la Cámara de Apelaciones en lo Penal N°1 lo absolvió por el beneficio de la duda. Leandro Vílchez y Edivaldo de Oliveira Pereira fueron condenados a 22 años de prisión por ser los autores materiales del homicidio.
En su casa en La Calera (a unos 70 kilómetros al oeste de la ciudad capital donde ya se ve el rostro del interior puntano profundo), donde habita con su hijo Hernán, Lorenzetti recordó el “terrible” viernes 17 del que nunca se olvidará: “A esta hora estábamos esperando que nos vuelvan a llevar para el veredicto”.
Transmitió que durante los alegatos de las partes permaneció “tranquilo”, pero tuvo “confusión” cuando pidió que lo lleven al pabellón y debió cruzarse con “muchas opiniones” de los demás reclusos.
Explicó que si bien siempre tuvo confianza en su abogado, Marcos Juárez “los nervios eran terribles”. Y contó que el momento más “complicado” de la previa fue cuando los guardiacárceles comentaron entre ellos que un equipo periodístico estaba afuera.
“Si están ahí tienen un dato, me están esperando a mí. Si nos condenan para qué van a venir. No pude controlar la cabeza y cada cinco minutos preguntaba qué hora era. No entraban nunca los jueces”, continuó.
Sobre el momento en que escuchó la absolución y se descompensó puntualizó: “Sí sabía que iba a convulsionar, pero no en qué momento porque a las seis y media no podía controlar el corazón. Tengo arritmia cardiaca y cerebral, estoy medicado hace 15 años”.
Lorenzetti dijo estar conforme con la condena a Vílchez y Oliveira Pereira, pero aseguró que sólo uno es culpable: “el brasilero”.
“Por dichos de él y atando cabos, en la cárcel sabes todo”, fundamentó y sostuvo que quienes conocen "por qué la mató” son los integrantes de la División Homicidios, Héctor Muñoz y Franco Rosales.
En este sentido, planteó que la hipótesis más firme fue el robo: “¿A dónde aparezco yo? ¿Por qué? Esas son las preguntas que yo tengo. ¿Por qué me arruinaron la vida a mí? ¿Por qué matarlo en vida a Hernán?”.
“No tengo rencor. He orado por ellos para que nunca les pase lo mismo que a mí, porque es tan feo estar en la cárcel y encima perdiendo a tu mujer”, expresó.
Lorenzetti rememoró que tras el veredicto, Juárez ingresó al Penal junto a Natalia Sarmiento y le mencionaron que afuera lo esperaban su hijo Hernán y los medios. “No me esperaba esa gente. La película mía era que estaban solo ellos. Cuando apunté a la puerta no lo podía creer. Abrazar a Hernán era lo que más necesitaba”, agregó.
Sobre los aplausos, bocinazos y el apoyo de la gente afirmó: “Me hizo acordar a las elecciones. Y miraba el cielo. Después cuando llegué acá era lo mismo. Se fueron a las 8 o 9 de la mañana”.
A su vez, subrayó que nunca imaginaría “el impacto tan grande” que tuvo. “No paro de recibir gente en mi casa”, señaló y transmitió que estos días han sido destinado a ver “cómo rehacer la vida” junto a su hijo de 20 años.
Durante la entrevista que concedió a El Chorrillero enumeró los múltiples obsequios y muestras de afecto que recibió. La satisfacción se reflejaba en el rostro mientras hablaba. De fondo se advertían una serie de fotos de cuando Hernán corría en karting y de la familia completa. Los estantes están repletos de trofeos del joven o de cuando él competía con caballos.
Lorenzetti indicó que lo más fuerte del debate oral, que se desarrolló durante varios meses, fue la declaración de Hernán: “En la cárcel esquivan declarar. Él se sentó como si fuesen amigos de él (por los jueces). Habló de una manera que me partió el alma. Fue terrible ese momento”.
En la misma línea, expuso que la presencia de él durante todas las audiencias le dio una “tranquilidad total”. “Decía mucho. De hecho toda la familia. Mi cuñada estuvo en varias después que declararon”, añadió.
“Me emocionó mucho”, expresó sobre una remera que tenía el joven con una foto de sus padres con las leyendas “justicia para Romina, libertad para Diego”.
La muerte de Romina
“Mi cuñada gritó, yo venía saliendo por el pasillo. ´Fíjate que algo le pasó a Romina´. Estaba la puerta abierta. Salí desnudo y tengo la imagen de ella”, evocó Lorenzetti sobre el trágico 30 de enero donde mataron a su esposa.
Tal como lo había manifestado en el juicio, aseveró en que “la única foto real” está en su cabeza y se la llevará a “la tumba”.
“Me acuerdo hasta cuando estuve arrodillado, le agarré el brazo. Gritándole como loco a mi cuñada que llame la ambulancia, a ella que aguante. Después me fui corriendo a ponerme el pantalón, una campera, agarré dinero y cuando salí estaba la ambulancia”, siguió.
El hombre de 43 años dijo que en ese momento “no entendía nada”. “Para mí era mentira, no podía ser, estuve así como hasta las 9. Era imposible lo que estaba viendo”, recordó.
“Cuando llegó Hernán me terminé de destrozar. Ahí viene mi primer enojo con la Policía. Como estaba todo vallado le pedimos que dejen pasar el auto de mi mejor amigo a la casa porque Hernán iba ahí, para que no vea el cuerpo de la madre”, relató.
Al momento del crimen, el adolescente, que entonces tenía 15 años, se encontraba en La Calera. Desde ahí tuvo que volver hasta la vivienda del Barrio Faecap, en la capital puntana.
“Él es un chico muy inteligente, iba preguntando y diciendo a mi amigo ´a la mami le pasó algo, díganme la verdad´. Él la estiró hasta que llegó allá”, mencionó.
El ex intendente dijo que en los primeros minutos no circulaba “ninguna hipótesis”. “Nunca escuché a nadie. Todos los vecinos vinieron a saludarme, a abrazarme, llorar. Nadie habló de nada”, subrayó.
Por otro lado, hizo alusión a las declaraciones que realizó horas más tarde el senador Nacional, Adolfo Rodríguez Saá donde descartó que el homicidio esté vinculado a la política y lo enmarcó a un “ajuste de cuentas”. “Lo adjudico al mal asesoramiento que han tenido porque esa versión la tiró un periodista 10 minutos después de la muerte. Y a la persona que le ha contado o llamado porque no sé cómo se manejó eso, escuchó eso y transmitió eso”, consideró.
En cuanto a las vinculaciones a la política, opinó que surgió por la declaración de Luis Blatter (un taxista a quien los dos imputados le habrían ofrecido dinero por llevarlos y dicho que si algo salía mal tenían que culpar a Lorenzetti y Alberto Leyes los ayudaría).
“Cuando la jueza me preguntó, le dije que no tenía problemas con nadie pero que si había gente que los tenía conmigo. Nunca denuncié”, aclaró.
Al mismo tiempo, sostuvo que no tenía relación con la familia Leyes: “Alberto fue un rival político mío al que le gané una elección. No puedo decir que me hayan amenazado ellos, pero si recibí. Es de público conocimiento lo que pasó para las elecciones en 2013, un funcionario muy prestigioso del PUL hizo muchas declaraciones de cómo me llevaron de acá con custodia. Si te llevan por algo es, yo se manejar. No se puede tapar el sol con la mano”.
En este sentido, cuestionó que su hijo la haya pasado “muy mal”. “De un momento al otro la suplente (Cecilia Moyano) que quedó en lugar mío, lo dejó tirado. Nunca lo llamó. Todos los funcionarios del departamento Belgrano tampoco”, criticó.
Recalcó que el único que se acercó fue Héctor Cacace, quien había ganado las elecciones de Nogolí pero luego quedó segundo. También tuvo apoyo al “principio” de la intendenta de San Jerónimo, Lorena Cardinali, Daniel Quiroga de Balde y Alberto Olguín de Alto Pencoso. “Después desaparecieron todos”, recalcó.
La detención y la llegada de Marcos Juárez
El 1° de marzo de 2016 Lorenzetti quedó detenido. “Estaba acá, vinieron a buscarme los de Homicidios, porque la jueza (Virginia Palacios) quería hablar conmigo. Me acuerdo que estábamos por comer con los amigos de Hernán, agarré la camioneta, me fui y llegué allá. Noté algo raro cuando me trató mal (Héctor) Muñoz y los otros le dijeron que se calle la boca. No sabía lo que pasaba. De ahí me hicieron elegir una comisaría. Ni enterado estaba. Llamé al abogado más de 20 veces, nunca me atendió”, así recordó ese día.
En el transcurso de la investigación, Diego tuvo varios abogados, entre ellos Rafael Berruezo y Carlos Salomón. El último falleció en agosto del 2017. Tras eso, asumieron Marcos Juárez y Natalia Sarmiento.
“A Juárez llegué gracias a una tarjeta que encontré tirada en el piso. Habían ido muchísimos abogados, pero yo sabía que Dios me iba a dar una señal. Me había ido a visitar mi pareja, se la di para que la lleve a mi mejor amigo Rubén. Cuando él lo llamó automáticamente le dijo que sí. Yo le pregunté cuánto `duele` y respondió que `no había problema y lo iba a arreglar`”, rememoró.
Señaló que el arreglo llegó antes que le asignaran el defensor oficial, a quien cuando firmó le dijo: “Con todo respeto no lo toque al expediente porque mi abogado será otro”.
“La conversación con Juárez estaba en un círculo de cuatro personas. No queríamos confirmarle ni a la familia de Romina. Y cuando salí de Tribunales una periodista me preguntó si era cierto que un abogado muy prestigioso de Córdoba iba a ser mi defensor. Ya lo sabían todos”, comentó sobre la información que se filtró.
Las versiones que ubicaban a Romina como hija de Alberto Leyes
Al respecto, Lorenzetti señaló que él “sabía todo”: “La hija de Alberto (Ivana) iba siempre a mi casa y me decía cuñado. Romina era Leyes. No sé si hija de Alberto o del padre. Hoy no me interesa”.
A su vez, contó que ella buscaba “ser reconocida, no por querer ser Leyes sino por cerrar un círculo”.
“Ella de grande empezó a hacer muchas cosas. La aconsejaba mucho. Hizo la comunión y confirmación a los 27 y ahí nos tuvimos que casar porque era muy católica. Después con la hermana logramos que empiece el Plan PIE (Plan de Inclusión Educativo) y no por la plata, era para que termine la etapa. Se había puesto las pilas, andaba muy bien, contenta”, afirmó.
Además, desconocía cómo se enteró: “Ella me lo contó a mí. Después hice una muy buena relación con el marido de Ivana, un laburante como yo (…) Iban a casa, yo a la de ellos. Los ayudé mucho de corazón, siempre me devolvieron todo. Me decía cuñado, y si las mirás son iguales”.
Su gestión como intendente, la nueva vida y el posible regreso a la política
“Cuatro años después La Calera parece el lejano oeste. Yo dejé otra cosa, el pueblo estaba hermoso. Todo lo que se hizo no lo mantuvieron. Hay gente que ha venido a llorar y decirme ´ya me puedo morir tranquilo´ o ´usted es el intendente nuestro´. Eso es muy fuerte”, dijo tras su retorno a la localidad de la que fue intendente desde fines del 2013 hasta el 22 de marzo del 2016.
Explicó que no puede responderles a esos vecinos “en estos momentos” y que es necesario “respetar” al intendente, Fernando Sosa, con quien no ha tenido contacto luego de quedar en libertad.
“Si él entiende que las cosas las está haciendo bien, se verá reflejado en las elecciones. Pero si es muy triste porque ese mismo viernes estaban todos esperando para festejar. Eso es lo más penoso del ser humano, caer lo más bajo. Es la misma gente que yo puse, yo les conseguí votos. Hernán anduvo por todos lados moviéndose”, aseveró.
Sobre la posibilidad de ser candidato en 2021, dijo: “Todo el pueblo me dijo lo mismo. Nosotros hoy hemos planificado que de acá a diciembre vamos a armar el taller y que tengamos para vivir, ir a pasear”.
Insistió en la necesidad de disfrutar y compartir tiempo con sus hijos, como así también verlos crecer y ayudarlos “en lo que pueda”. “Tengo que tratar que Hernán saque la materia que le queda de la secundaria, que nunca logró porque no podía concentrarse. Me quiero dedicar a mi familia y a trabajar con él”, añadió.
“Y si el año que viene tomo una decisión, primero tengo que hablar con el PUL (Partido Unión y Libertad) , soy muy leal. Si me dice que no tengo lugar, gracias y fantástico por todo. No soy una golondrina, no voy a andar partido por partido para ver que me conviene a mí. Siempre tengo que ver por el pueblo”, remarcó.
A raíz de ello hizo alusión a su gestión: “Nunca esperé que el gobernador me viniera a cambiar un foco de la calle como hay un montón. Iba y los volvía locos en Terrazas pidiendo, no te lo voy a negar”.
Y reconoció que le faltaron “muchísimas cosas por hacer”. “Recién empezaba con lo básico de lo que pretendía. Lo mismo iba pasar con Nogolí”, indicó.
Mencionó la construcción de 30 casas en La Calera, de las cuales 17 fueron con fondos de la Provincia, y 13 con “recursos propios”.
“Eso se llama capacidad de gestión. No voy a enseñarle a nadie cómo lo hice porque la verdad me cansé de avivar giles y esos después se me dieron vuelta, te pisan la cabeza. Entonces hay mucho para hacer”, fustigó.
Asimismo, transmitió “orgullo” por la ayuda de los vecinos: “Que venga un pobre que no llega a fin de mes y te de $500 tiene un valor sentimental enorme. Es como hablábamos con Hernán, evidentemente hemos hecho las cosas bien”.
En esto, recordó que las discusiones con Romina eran porque “a las 11 de la noche todavía estaba atendiendo gente”.
“No podés darte el lujo de irte, sabiendo que vienen cuatro o cinco familias del campo. Me quedaba recibirlos hasta la hora que sea porque era la única vez que venían. No es gente que te traía problemas, venían para que los ayudes o escuches”, argumentó.
La vida dentro de una cárcel
Diego detalló que el día en el Servicio Penitenciario iniciaba a las 7 cuando hacían la apertura de puertas. Luego de eso desayunaba y a las 8 lo sacaban a los talleres, donde permanecía hasta las 16 o 19.
“Siempre perdés la noción del tiempo. Todavía no puedo ver la luna. Hay días en que te levantás, te querés ir y no aguantás a nadie. Ahí va en la convivencia y respeto de tus compañeros”, refirió.
Aseguró que nunca tuvo inconvenientes con otros internos y “se había armado un lindo pabellón”. La única sanción que recibió fue por tener celular.
“Mucha gente grande. Me ha tocado vivir con presos viejos, me han enseñado mucho de cómo es la cárcel y cómo manejarte. A esa gente la escuchaba, era el día a día que tenía que sobrevivir. Yo considero que la cárcel es para los pobres y vos sos una bolsa de huesos, no existís”, reflexionó.
En este sentido, dijo que con los celadores siempre tuvo “respeto”. “Con la gran mayoría me lleve siempre muy bien. Cuando tuve diferencias con algunos los denuncié cómo correspondía y se tomaron cartas en el asunto. No andaba con vueltas”, resaltó.
Respecto a las huelgas de hambre que hizo hace unos años precisó que se extendieron por 43 días.
“Fue un error. Después uno va a aprendiendo. Si no las haces masivas no llegan a un buen puerto y te terminas arruinando vos solo. Por ejemplo, me destruyó porque llegue a pesar 60 kilos. Y la levanté porque me lo pidió Hernán, si no estaba dispuesto a morirme. Era un cadáver, no iba a aflojar y sabía que me estaba muriendo”, rememoró.
Asimismo, reveló que en los primeros seis meses intentó quitarse la vida en dos oportunidades. “Segundo Giménez (el director del Penal) me sacaba todos los días después del encierro, me llevaba a la oficina, me hablaba y aconsejaba”, agregó.
Lorenzetti, contó que el padecimiento frenó cuando “apareció una persona que nunca había visto, que predica la palabra”.
“Primero lo tomé como una hora más para estar afuera. Luego empecé a ver tantas cosas positivas y me cambió la vida. Fue lo mejor. Conocer a Dios me salvó. Cesar Montenegro tuvo mucho que ver. La verdad que nunca quedó claro porque dejó de ir al Penal, apareció Isaías Mercado y ahí me quedé con él”, afirmó.
Manifestó que luego de eso todo lo que pedía a Dios, se lo daba. Tiempo después se cansó que Hernán “le esté rogando al nuevo intendente” y le dijo que sólo se dedicara a conseguirle materiales para que el siguiera con la elaboración de muebles artesanales, parrillas, discos y otros elementos. “Y así fue, me llovían los trabajos”, alegó.
Por otro lado, dijo que de la cárcel se llevó amigos y gente a quien quiere conocer. “Tengo un compromiso de ir a ver un gran amigo que se fue a La Botija. No por haber sido preso tiene que ser una mala persona, cometió un error, está pagando y tengo la necesidad de ir a verlo. Sé que no puedo ahora. Apenas termine la pandemia iré”, comentó.
Resumió el paso por la prisión en cómo cambió su vida: “Soy más correcto. Era como mucha gente de la sociedad. Me cansé de pasar por la cárcel, de decir ´no soy yo quien pise la mugre esta´, ´se merece estar preso´ y me di cuenta que nadie está exento de eso. Ojalá a nadie le pase como me sucedió a mí”.
“De ahí no juzgo más a nadie, no hablo mal de nadie. No tengo rencor ni odio, puse todo en manos de Dios, que él se encargue. De hecho, Ivana Leyes tuvo un problema personal, y oré mucho por ella. No me interesa tener relación pero que Dios la proteja”, sentenció.
Ser padre privado de la libertad
Al comienzo del juicio, Lorenzetti dio a conocer que se había convertido en padre por segunda vez, en esta ocasión de una nena.
“Es raro. Primero porque no lo esperábamos, pasó, se dio. Apareció una nena, hermosa. Encima la vi tres meses, llegó la pandemia y cortaron las visitas. Ahora todavía me estoy familiarizando, no me conoce, es normal”, explicó.
Calificó como “hermoso” volver a ser padre después de 19 años: “Lo tomé como una bendición. Siempre dije que venía con el pan debajo del brazo. Cuando hablé con Hernán, fue un momento donde lloramos los dos. Es lo más grande que le puede pasar a una persona”.
Contó que la noticia a Hernán “lo shockeó porque hacía años que él quería tener un hermano”.
“Después le escribía a mi pareja, le preguntaba cómo iba. Hizo todo lo que pudo. Hoy no tenemos una relación de pareja, pero nos vemos siempre. Ya pude verla. Todo fantástico. La vida por ahora es eso. Tampoco puedo sentarme a proyectar nada hoy. Lo único que quiero es estar tranquilo y salir adelante lo antes posible”, continuó.
El recuerdo de Romina Celeste Aguilar y la relación de familia
Solidaria, de buen corazón, malcriadora de Hernán, fanática de las compras y con carácter, fueron algunos de los adjetivos que utilizó para describir a Romina, su compañera de vida durante 17 años. Al hablar de ella fue en los momentos de la entrevista que no pudo evitar sonreír.
“Llegaba a casa y se terminaban las discusiones”, recalcó y puntualizó en una anécdota de un viaje a La Serena que quería Aguilar, aunque él no porque “el agua es fría”.
Relató el viaje que emprendieron junto a una hermana de la víctima y otra pareja. Tomaron el camino por San Juan y en una plaza se frenaron. Mientras aguardaban en el lugar Romina se ofreció a comprarles comida (aunque Diego sabía que se iba porque había puestos de venta).
“Habrán pasado cinco minutos y venía en el oscuro a los gritos. En el medio de la plaza cruzaba una acequia de hormigón, nunca la vio y pasó de largo. Tuvo mucha suerte. Le dolía, nosotros con Hernán llorábamos de la risa y nos puteaba por demás”, se acordó.
La travesía de las vacaciones, que nunca olvidarían, continuó cuando finalmente llegaron a destino: “Nos dan la cabaña. Con Hernán nos acostamos y ella se va a bañar. Estábamos mirando tele y se empezó a mover todo, un temblor. Cuando nos levantamos la veo pasar corriendo a Romina al medio del patio, nunca se dio cuenta que estaba desnuda. Al frente estaba la costanera, con todo el mundo”.
Contó que con su hijo siempre fueron muy compañeros, salían juntos y desde chico lloraba para viajar con él a las carreras de caballos.
“Cuando salía mal en la escuela la madre se atacaba y yo lo cubría. Esperaba que se acueste y le firmaba el libro de comunicaciones. Después tenía los quilombos yo”, recordó.
Las cosas eran al revés cuando Hernán le pedía que le comprara cosas, y Diego se lo negaba con el argumento de que no las necesitaba. Horas después se encontraba con que las había adquirido Romina.
“La madre lo cambiaba hasta los 15 años. Yo me ponía furioso. Pero él nunca se agarró de eso porque de un día para otro tuvo que crecer de golpe”, sostuvo.
Lorenzetti transmitió que su esposa “no podía ver a una familia que no tenía para comer”.
Y subrayó: “Descansa en paz desde el momento que se fue porque estaba en comunión con Dios, rezaba mucho y pedía por toda la familia todos los días. La persona que es así se va directamente con Dios”.
“Él tiene el combo perfecto, siempre lo dije”, aseveró respecto a Hernán y agregó: “Se ríe igual que ella. Él tiene el corazón mío, con el carácter de la madre. Yo soy una persona que no puedo decir que no, él tiene la facilidad de hacerlo, Romina era igual”.
Además lo consideró como “el ganador del juicio, un héroe”. Y para su futuro le gustaría que “conozca a Dios”.
“De a poco. Le doy ejemplos, no lo obligo. Nadie tiene que quitarle la vida, siempre le pido que trate si un día quiere se ponga en manos de Dios. Lo fácil que es todo. Cada problema se lo pasás a él y te lo soluciona”, fundamentó.
Al hablar de Romina y Hernán, el ex intendente expresó su disconformidad con algunos titulares periodísticos: “Me cansé de ver los títulos del ´caso Lorenzetti´. Fijate que a lo largo de los cuatro años y en parte del juicio Romina nunca fue la víctima, fue el brasilero. Después se sentaban otros personajes que pedían custodia, que la pasaron mal. ¿Y Hernán?”.
Y enmarcó que cuando debieron vender la casa del Barrio Faecap para pagar al abogado, el resto del dinero lo tenía el joven en la vivienda de La Calera. “Le entraron, rompieron la cabeza a punta de pistola y le llevaron la plata. Mirá si no la pasamos mal”, contó.
“Hernán que es el sostén mío. Dejó de ser mi hijo para ser un padre o amigo, porque ocupó ese rol durante todos estos años”, expresó con emoción.
Diego, admitió que sus principales arrepentimientos son haber sido infiel y “no disfrutar más la familia”.
Finalmente, reflexionó sobre quienes, pese a la determinación de la Justicia, lo siguen calificando como un asesino.
“Primero que miren en casa, ellos mismos. Segundo que no vivo de lo que dice la gente”, manifestó. E hizo énfasis en "el amor" que el pueblo le dio y la familia de Romina. "Sin conocer el expediente nunca dudaron de mí y cuando lo conocieron menos”, insistió.
A partir de eso, aseguró estar tranquilo, dormir bien, y permanecer contento de “verlo a Hernán con sus amigos, quienes le hicieron el aguante siempre”.
“A toda esa gente ojalá nunca les pase nada porque se te derrumba la vida. No se cómo explicar lo que es estar ahí adentro. Siempre estuve a disposición de la Justicia. Me investigaron, fui a un debate donde salió todo a la luz. El beneficio de la duda será un título, acá nadie tiene duda. Hablan porque escuchan. Yo también lo hacía. Yo estoy muy tranquilo y sé que a corto plazo vamos a salir adelante”, concluyó.
Fotografía: Marcos Verdullo
Video: Víctor Albornoz
Edición: Gonzalo López